El tiempo paso, al
principio contaba los días pero luego de
un tiempo lo olvide, un día recordé que
conmigo había llegado alguien mas y esa persona estaba encarcelada, al
preguntar por ella solo me respondieron que si seguía pensando en las personas
que conocía en el mundo humano ellas se encargarían de matar a todas esas
personas.
Semanas después vi a esa persona, grito mi nombre, pero lo ignore, no podía arriesgar su vida y la de los demás, la mayor de las jóvenes sin razón alguna prácticamente lo calcino, el escapo, pero yo no podía hacer nada, si intentaba algo ellas matarían a todo humano que yo conociera, en ese otro mundo, adoptando una actitud sumisa me fui a sentar en uno de los pasillos de mi castillo, ella me siguieron pero no me moví hasta que ella se fue, de las dos ella era la mas pesada su aspecto siempre me pareció agradable pero su forma de ser no; la otra en cambio era de aspecto cruel, pero era una buena persona era ella quien me pasaba la llave de la otra parte de la biblioteca, quien sabe a donde habría ido cuando me vine a sentar, tenia que buscar la forma de poder salir, de poder enfrentarme a ellas, pero como podría yo volver a utilizar magia si hasta hace unos meses no sabia que podía, tal vez la respuesta estuviese en algún libro, pero la llave no estaba en mi poder, para poder pensar mejor me fui caminando al jardín interno, era ridículo, el castillo era muy grande para una sola persona, el único ser vivo, era yo y las plantas, nadie mas, que yo supiera, al llegar al jardín me tire en el pasto y me quede dormida, al despertar ya conocía la respuesta, pero en cuanto abrí los ojos me tope con ellas dos.
Semanas después vi a esa persona, grito mi nombre, pero lo ignore, no podía arriesgar su vida y la de los demás, la mayor de las jóvenes sin razón alguna prácticamente lo calcino, el escapo, pero yo no podía hacer nada, si intentaba algo ellas matarían a todo humano que yo conociera, en ese otro mundo, adoptando una actitud sumisa me fui a sentar en uno de los pasillos de mi castillo, ella me siguieron pero no me moví hasta que ella se fue, de las dos ella era la mas pesada su aspecto siempre me pareció agradable pero su forma de ser no; la otra en cambio era de aspecto cruel, pero era una buena persona era ella quien me pasaba la llave de la otra parte de la biblioteca, quien sabe a donde habría ido cuando me vine a sentar, tenia que buscar la forma de poder salir, de poder enfrentarme a ellas, pero como podría yo volver a utilizar magia si hasta hace unos meses no sabia que podía, tal vez la respuesta estuviese en algún libro, pero la llave no estaba en mi poder, para poder pensar mejor me fui caminando al jardín interno, era ridículo, el castillo era muy grande para una sola persona, el único ser vivo, era yo y las plantas, nadie mas, que yo supiera, al llegar al jardín me tire en el pasto y me quede dormida, al despertar ya conocía la respuesta, pero en cuanto abrí los ojos me tope con ellas dos.
·
es el
colmo, usted tirándose al pasto, para variar con la única ropa que usa, si
sigue así mañana nuevamente se quedara acostada asta que se seque esa ropa.- me
dijo la mas cruel de todas, en parte era cierto, me negaba a usar otra ropa que
no fuera esta que me recordaba el mundo humano.
·
No te
preocupes-le conteste- si después de todo me quedare aquí para siempre, mañana
mismo usare la ropa que ustedes escojan, siempre y cuando me ayuden a practicar
mi magia, después de todo, tanto tiempo en ese mundo ya me había echo
olvidarla.- ante mis palabras las dos se alegraron.
·
muy bien
mañana se iniciaran sus practicas, espero aun recuerde lo básico, a y por
cierto pronto recibirá la visita de un ser muy poderoso, espero recuerde muy
bien su deber con los 4 elementos- dicho esto la mas cruel se fue y la otra se
quedo mirándome fijamente.
·
¿no
recuerda nada cierto?- me pregunto de improviso
·
no- tuve
que aceptar.
·
bueno,
pronto lo sabrá, por lo pronto no vuelva a intentar entrar a la otra sección de
la biblioteca, si lo hace, los demás magos del circulo nos regañarían por
descuidarla- me advirtió.
Cuando se fue me debatí entre seguir acostada o explorar las demás
habitaciones del castillo, no podía entender como siendo tan grande podía ser
yo la única persona en el.
Inicie con el comedor, al llegar a el me encontré con la cena servida,
¿Qué hora era ya?, ya me había acostumbrado a esto, nunca se veía nadie, y aun
así siempre estaba todo listo para mi, por lo menos la comida era exquisita,
era lasaña, comí tranquilamente y ya con el estomago lleno decidí dejar la
exploración para el día siguiente, ya tenia sueño por lo que me fui a dormir.
·
Despierte,
ya amaneció es hora de su entrenamiento-dijo una voz a mi lado
Quien podía ser, por
la luminosidad en el cuarto se veía que recién estaba amaneciendo… mire a mi
alrededor pero no había nadie, estaba completamente sola
“Ya me estoy volviendo loca, y eso que solo llevo… al diablo con eso, no
importa cuanto llevo aquí, pero, como estarán en casa, mis amigas, como estará
la Sofía…pero aquí se esta tan bien, se puede decir que soy mimada siempre”-mi
mente se iba de un extremo a otro todos los días en la mañana
Toc-toc-toc, se
escucho en la puerta.
·
¿Ya despertó?
Con permiso- dijeron abriendo la puerta
·
Es bueno
verla tan despierta, tome aquí esta su ropa- dijo la mas pesada de las dos-
antes que nada, le diremos dos nombres con los cuales podrá identificarnos,
pero que no son nuestros verdaderos nombres, yo soy Lilibeth y ella es Morgana.-dijo
tendiéndome un vestido largo de mangas anchas color marrón
No puse mucha atención
a lo que dijo a continuación solo alcance a entender la palabra hadas.
El entrenamiento no lo
encontré tan difícil como esperaba, Lilibeth decidió que continuaríamos al día
siguiente, ella opinaba que usar la magia luego de vivir casi dos décadas sin
usarla debía ser agotador, yo no estaba para nada cansada pero no quise
contradecirla, espere a que se fueran y me escabullí a la biblioteca,
utilizando un hechizo pude abrir la puerta yo sola, era sorprendente la
cantidad de libros que había en ese sector del castillo, casi todos o eran de
hechizos o eran sobre mi, en casi todos yo aparecía mencionada como “embajadora”,
por lo que leí durante casi toda mi vida yo había sido la única embajadora
entre los elementales y los demás, bueno yo y mi madre, la única diferencia con
ella, sin tomar en cuenta las diferencias físicas, era que tan solo yo podía hablar
con los elementales, uno de los capítulos de uno de los libros me había llamado
la atención, decía: “…apenas había nacido la pequeña Camila,
su madre fue asesinada por su amiga y guardiana, quien estaba embarazada, había
intentado matar a la pequeña, pero el dragón de tierra la salvo, fue el quien
la llamo Camila, como le agradaban los humanos quiso ponerle un nombre que
escucho en ese otro mundo, y cuyo significado la representaba, hasta el día de
hoy él es el único que conoce el significado, llevo a la recién nacida ante los demás
dragones quienes la cuidaron y educaron, 4 meses después nacieron las gemelas,
eran medias hermanas con Camila, se sabia que al morir la joven una de las
gemelas tomaría su lugar como dueña del reino…” no pude seguir leyendo por que escuche pasos en el pasillo,
rápidamente cerré ese sector de la biblioteca y tome uno de los albunes de
fotos que había sobre el mesón, fingí hojearlo mientras trataba de adivinar quien
seria.
- Cámbiese de ropa, iremos a visitar a un
preso- me dijo Morgana.
Al llegar a la celda
note que era un anciano, bueno no podía decirlo con seguridad, lo mas probable
es que el fuera mucho mas joven que yo, al verme sonrió.
- Un gusto volver a verla, han pasado casi
19 años desde su desaparición, lo mas probable es que no me recuerde, pero
yo fui uno de sus alumnos en…- no pudo seguir hablando Morgana lo obligo a
callar.
- Sabes muy bien la razón por la cual estas
aquí, si sigues metiéndote en lo que no te incumbe mi hermana no te dejara
salir jamás- le dijo Morgana
“¿la historia será cierta? ¿Corro algún peligro aquí? ¿Quien soy en
realidad?”Pensaba sin prestarles mucha atención.
De repente Morgana
apoyo su mano en mi hombro, como estaba
tan distraída casi me mata del susto.
- Vamos Lilibeth nos espera.
- “SI LLEGA A NECESITAR AYUDA SOLO PIDASELA
A LOS ELEMENTALES ELLOS SIEM…” – no alcancé a oír mas Morgana me llevaba
casi corriendo.
Llegamos al castillo y
efectivamente allí estaba Lilibeth y en sus manos otro vestido…
- Póngaselo, llega tarde, un visitante la
espera desde hace rato.
Obedecí, y las seguí
hasta uno de los salones del palacio, frente a mi estaba un enorme dragón de
escamas rojas y doradas
cuyos colmillos se asemejaban al marfil y sus ojos eran marrones, me invadió una mezcla de miedo y respeto, sin decir
que me sentía enana cerca de aquel ser, aun así tenia la sensación de que no
era la primera vez que lo veía, pero siendo realistas era la primera vez que YO
lo veía.
- A
pasado mucho tiempo, y tu vuelves trayendo junto a ti a un ser que no
pertenece a este mundo –(sonrió)-
no has cambiado nada pequeña,
siempre alterando la tranquilidad, primero enseñando la magia a los
habitantes del lugar, y ahora con esto… tus padres estarían orgullosos de
ti, bueno tu madre, del padre de ustedes nunca se supo nada …
- Por favor ¿podría limitarse a decir tan
solo lo necesario?, aunque sea el dragón, el guardián del fuego no es
correcto que nos haga perder tiempo…
- Callaos,
ustedes no tienen ningún derecho a interrumpirme, solo ella, recuerden que
ya no tienen el poder en sus manos, el poder ha vuelto a su legitima dueña- rugió, las gemelas se fueron enfadadas.
Estuve escuchándolo como por 3 horas luego de las cuales se marcho
volando “nunca estas sola” me había dicho, no entendí a que se refería.
Las gemela se habían ido, por lo que cene sola y me fui a acostar, de
improviso recordé: “un ser que no
pertenece a este mundo” ¿entonces aquella persona sigue
en este mundo? Fuera cual fuera la respuesta no podía ir a buscarla y menos aun
confiar en las gemelas, se habían acostumbrado al poder y yo había vuelto…
¿estaré en peligro? Debía recuperar rápidamente el control sobre la magia, pero
ellas solo me enseñarían lo básico.
·
“los
dragones”- dijo una voz a mi lado, pero no había nadie.
Los días pasaron y yo
luego de cada practica me arrancaba a seguir leyendo, al llegar al capitulo que
se refería a las gemelas las hojas habían sido arrancadas, opte por leer libro
de magia, un hechizo estaba marcado: “juventud eterna”, si no me equivocaba,
las gemelas debían ser meses menores que yo, si por lo leído yo debía de tener
cerca de 90 años, entonces ellas también, pero no aparentaban mas de 25 años.
·
“cuidado”-
ya comenzaba a acostumbrarme a aquella voz.
Cerré el libro, Salí
rápidamente y me fui al jardín, alcance a sentarme en el momento justo en que
aparecieron las gemelas.
·
El
prisionero pide verte- dijo lilibeth
·
Pero no la
dejaremos ir sola, ese sujeto esta loco- agrega Morgana
·
Basta, iré
yo sola, no soy una niña- me impuse, por primera vez desde mi regreso.
Camine rápidamente,
casi corrí alejándome de ellas, era consiente que Lilibeth estaba furiosa,
mejor correr antes que soportar a Lilibeth enojada… rogando para que no me
pillaran antes.
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